Lucy
Johanson, Coppens & Gray, 1974
Lucy (AL 288-1) es el conjunto de fragmentos óseos pertenecientes al esqueleto de un homínido de la especie Australopithecus afarensis, de 3,5 a 3,2 millones de años de antigüedad, descubierto por el equipo formado por el estadounidense Donald Johanson y los franceses Yves Coppens y Maurice Taieb el 24 de noviembre de 1974, a 159 km de Adís Abeba, Etiopía.
Se trata del 40 % del esqueleto de un ejemplar de alrededor de 109 cm de aproximadamente 27 kg de peso (en vida), de la edad de más de 20 Años. Dotada de un cráneo de tamaño comparable al de un chimpancé, Lucy andaba sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización. La capacidad bípeda de Lucy puede deducirse de la forma de su pelvis, así como de la articulación de la rodilla.
La robustez relativa de los brazos refuerza la idea de que pasaba una cantidad notable de tiempo usándolos para moverse por los árboles.
El nombre Lucy proviene de la canción «Lucy in the Sky with Diamonds» de la banda The Beatles, que oían los investigadores en una radio, mientras celebraban este acontecimiento.
Hasta 1978, la comunidad científica no tomó en consideración el hallazgo de Johanson y su equipo del International Afar Research Expedition. La revista Kirtlandia aceptó publicar el descubrimiento del nuevo homínido, al que sus autores asignaron el nombre científico de Australopithecus afarensis.
Con posterioridad se hallaron en el mismo sitio restos pertenecientes a un mínimo de seis individuos, dos de ellos eran niños de unos cinco años, pero el esqueleto más completo fue el de Lucy de quien se encontraron un total de 52 huesos.
Actualmente los restos de Lucy están guardados en una caja fuerte en el Museo Nacional de Adís Abeba, capital de Etiopía.
La datación de una capa de material volcánico en el emplazamiento, por el método de potasio-argón, dio una edad inicial de 3 millones de años con un margen de ±200 000 años. Sin embargo, el material presentaba ciertas impurezas, haciendo la datación no muy precisa. Mediante la aplicación de otros métodos, como bioestratigrafía y paleomagnetismo, entre otros, se corrigió la datación a una edad de entre 3,5 a 3,2 millones de años atrás.
Como se ha dicho, el cráneo relativamente pequeño, con un volumen parecido al de los antropomorfos actuales, aunque en comparación con el tamaño del cuerpo era relativamente grande. Además, su cara era bastante grande y se proyectaba delante del cráneo, debido al tamaño de los dientes (prognatismo).
El cráneo presenta pequeñas crestas sagitales y nucales, comparables a los del gorila macho actual, pero mucho más pequeñas.
A diferencia de los antropomorfos, los caninos de Australopithecus afarensis son reducidos, aunque se proyectan ligeramente delante del diente adyacente. Los incisivos son grandes (asociados al régimen frugívoro). Los molares y premolares son de tamaño sustancial, con superficies planas.
De su boca también se concluye que el paladar es muy similar al del hombre actual porque aunque es grande, forma una curva que no es parabólica, ni de lados paralelos, como en los grandes simios.
La forma de la pelvis es importante, ya que de ella se han realizado estudios necesarios para determinar el caminar bípedo erguido de los Australopithecus; es de su pequeño tamaño en comparación a los antropomorfos y presenta un canal de parto, en la hembra, más pequeño que el actual y con una notoria forma de riñón. Las hembras de la especie no necesitaban tener un gran canal de parto, debido al pequeño tamaño del cráneo de las crías.
Lucy
LA EVOLUCIÓN HUMANA
Era Geológica
Periodo: Neógeno
Descubridor
Origen
Grupo
Familia
- Agresividad 50%
Millones de Años
Las primeras herramientas usadas por un ancestro humano datan de hace unos 2,5-2,6 millones de años, atribuyéndose su fabricación a Homo habilis. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por un equipo internacional y multidisciplinar de investigadores concluyó que Australopithecus afarensis utilizaba piedras afiladas para extraer la carne de los huesos y obtener el tuétano de los mismos.
De confirmarse esta tesis, aportaría importantes novedades en la investigación sobre los orígenes del ser humano, ya que supondría el consumo de carne, relacionado con el tamaño del cerebro, adelantando este, y asociado al uso de herramientas, 800.000 años antes de lo que se suponía.
No obstante, esta postura se encuentra con numerosos detractores. Manuel Domínguez-Rodrigo, arqueólogo español, sostiene que los huesos fueron pisoteados por animales. Tim D. White, de la Universidad de California, afirma haber trabajado en la zona durante 40 años y no haber encontrado una sola herramienta de piedra. Sileshi Semaw, de la Universidad de Indiana, cree que a veces los investigadores confunden marcas en los huesos con el pisoto de animales u otras causas naturales.